¡Bienvenidos, queridísimos clientes, al café Hanami Dango! Hoy os servimos en mesa nuestras primeras impresiones de una de las más recientes novedades de esta temporada: Akiba Maid War (no sé para que os aclaramos esto si ya lo leéis en el título). Este anime de P.A. Works solo ha necesitado de su primer episodio para dejarnos con una sensación solo comparable a si Hayao Miyazaki apareciera en vuestra habitación para daros una somanta de hostias. Esperemos convenceros de que le deis una oportunidad, o quizá encontréis una cabeza de caballo en vuestras sábanas.
Aviso: aunque se explica posteriormente, aclaramos que solo se hablará del primer episodio en estas primeras impresiones.
Saltando la escena inicial (ahora volveremos a ella, queridos), nos centramos en la historia de Nagomi Wahira, una adolescente de 17 años que se muda para cumplir su sueño de trabajar como maid (solo dios sabe por qué alguien podría tener ese sueño). Hasta aquí, esto podría ser el inicio de cualquier slice of life cuqui que hay en casi todas las temporadas o de series del estilo Blend S (esa serie de la que solo nos importó su opening para hacer memes) o Miss Kobayashi’s Dragon Maid (la serie en la que queremos que una humana tenga una relación lésbica con un reptil escupefuego de decenas de metros).
No, no, no, no, pobre Nagomi. En esta serie no vas a vivir tu historia kawaii que haría llenar la Akihabara real de gente queriendo comprar dakimakuras +18 tuyos. La Akihabara de esta serie es Vietnam y ella no está precisamente del lado del Viet Cong.
Quien esperase que el «war» del título se pensaba que era una exageración (pobres ilusos), les dan con la primera en la frente con una escena inicial (os dijimos que ahora volvíamos) digna de estar plagiada de la trilogía de El Padrino (la mejor trilogía de la historia para los que no han visto la de El Señor de los Anillos). Por no hablar de una escena final (aunque no es tan final cuando hay una escena post-créditos) que está realizada con el material de los sueños de Quentin Tarantino, Robert Rodríguez o Takashi Miike.
No vamos a adentrarnos mucho en spoilers, pues merece mucho la pena que le deis un maldito vistazo sin saber qué va a ocurrir. Bueno, y porque algunos sois unos tremendos agonías queriéndolo saber todo. Si eres de esos que quieren enterarse de todo antes de verlo, solo mereces un poll*** como el de Redo of a Healer para que aprendas a disfrutar de las cosas. Así que, aunque nos encantaría hacer más bromas con algunas escenas (este redactor tiene una lista apuntada de cosas que decir que os vais a perder), nos vamos a callar la p*** boca.
Sin entrar en la trama, no podemos dejar de apreciar un trabajo de guion cojonudo en este anime original (esa rara ocasión en la que a un estudio no le da por adaptar el 69.º manga/novela ligera con más fanservice de cualquier editorial). Mezclar el auge de las maids durante los 90 en esa pesadilla otaku que es Akihabara con el cine de yakuzas es una combinación que solo puede surgir de las mejores sustancias que pasa tu camello (Hanami Dango no apoya el consumo de sustancias estupefacientes).
De todas formas, el punto fuerte de Akiba Maid War resulta en ese humor de contrastes entre el tono y la situación que por lo general suele salirle como el culo a demasiados animes. Esto es especialmente palpable en el personaje de la jefa del local donde trabaja nuestra protagonista y en Ranko Mannen, la otra maid que se acaba de unir y la encarnación de todo lo bueno y mamarracho de esta serie.
La muy cerda (¿os habíamos comentado que el café maid tenía temática de cerdos?) es el mayor contraste, pues viene a ser una John Wick maid (podíamos haber puesto mil ejemplos femeninos de acción, pero queríamos que imaginarais a Keanu Reeves vestido de sirvienta). Os encantará por cómo funciona el humor alrededor de ella y lo increíble de la escena final-no-tan-final, donde ese humor se plasma a la perfección con una escena muy brutal combinada con una canción digna de cualquier temporada genérica de Love Live! (Nico, nico, ni … puñetera gracia tiene). Además, el ending está interpretado por ella cantando una letra super moe, moe, kyun cantada al estilo enka. En pocas palabras, la puta ama y el «por favor, píseme» favorito de los pervertidos sueltos por Akihabara.
Mucho nos estamos extendiendo para la mierda que estamos contando (como da pereza hablar de la animación, vamos a fingir que ya hemos hablado de ella), así que vamos cerrando el tinglado. Akiba Maid War en su primer episodio ha dado un golpe sobre la mesa con un bate y la ha roto en pedazos. ¿Conseguirá este anime que solo le interesaba a cuatro raros mantener el ritmo de su primer episodio? Ni puñetera idea, pero le vais a dar igualmente la oportunidad y dejarnos vuestra opinión en los comentarios o, si no, … ¡Moe, moe, pium, pium!
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