¡Bienvenidos, seguidores de Hanami Dango! Aprovechando que hoy, 30 de abril, Vértigo Films lleva a cines españoles Earwig y la bruja, la primera película Ghibli realizada íntegramente en 3DCGI, hemos querido dedicarle un pequeño reportaje a su director: Goro Miyazaki.
Presentando a Goro

Antes de profundizar en otros asuntos propios del estudio Ghibli, su padre o su obra, es necesario que presentemos un poco a Goro Miyazaki. Nacido el 21 de enero de 1967 en Tokio, el primogénito de Hayao Miyazaki empezó a colaborar con el mítico estudio de animación a raíz de la apertura del Museo Ghibli en Mitaka (Tokio) en octubre de 2001.
Hasta ese momento Goro se había estado dedicando al paisajismo y fue gracias a Toshio Suzuki, productor habitual de Ghibli, que empezó a involucrarse en los proyectos del estudio. Desde el 2001 se hizo cargo de la dirección del museo anteriormente citado y en 2006 dirigiría su primer largometraje: Cuentos de Terramar.
Desde entonces ha estado dirigiendo y colaborando en otros proyectos del estudio que comentaremos posteriormente, siendo su último largometraje Earwig y la Bruja, la primera película 3DCGI producida por el estudio Ghibli.
¿El sucesor de Hayao Miyazaki?
Goro Miyazaki cuenta únicamente con 4 trabajos en su filmografía: Cuentos de Terramar (2006), La Colina de las Amapolas (2011), Ronja, la hija del bandolero (2014) y Earwig y la bruja (2020). En todos estos trabajos asumió la dirección y en alguno de ellos estuvo también elaborando los storyboards y la letra de los temas musicales.
En relación a su estilo, cabe destacar que es muy complicado valorar a Goro Miyazaki como director, pues todas sus obras siguen los estándares y estructuras típicas de Ghibli. Esto quiere decir que todas sus películas son producciones de estudio, en las que rara vez vamos a encontrar signos de individualidad o personalidad que las diferencien de trabajos anteriores de Ghibli.
Por repasarlo brevemente, estos estándares se fundamentan en producir películas para todos los públicos, basadas en novelas infantiles o juveniles, que cuenten con algún componente de naturaleza fantástica y que hagan especial hincapié en ideas como el naturalismo, la amistad o el amor. Por tanto, la capacidad de Goro Miyazaki para innovar y aportar diferentes capas a sus películas, ha estado siempre limitada a estos estándares.
Incluso, por abrir algo de debate, se podría decir que Hiromasa Yonebayashi, director de Arrietty y el mundo de los diminutos (2010), demostraba un mejor entendimiento de estos estándares. De hecho, antes de que Yonebayashi abandonase el estudio, muchos de los seguidores de Ghibli le consideraban el sucesor natural de Hayao Miyazaki.

Volviendo a Goro, el primogénito de los Miyazaki siempre ha reconocido abiertamente en entrevistas que no se considera capacitado para ser el sucesor de su padre. En la misma línea, en otra entrevista reciente, también aseguró no saber exactamente cuál es el componente que hace que una película sea considerada “Ghibli”.
En definitiva, el propio Goro es consciente de que no puede ser como su padre, pero en los últimos años ha tomado una posición bastante privilegiada como director en Ghibli empujado por Toshio Suzuki, productor del estudio. Por este motivo, parece más fácil verle como sucesor de Suzuki en la producción de cintas Ghibli, que como el director que debe relevar a su padre en un futuro.
Hayao Miyazaki, un hombre complicado
Después de repasar la carrera, películas y estilo de Goro Miyazaki, muchos de vosotros os estaréis preguntado: ¿Qué opina Hayao Miyzaki de las producciones de su hijo?

Lo primero que tenemos que abordar, para contextualizar la respuesta a esta pregunta, es el carácter perfeccionista y la dedicación de Hayo Miyazaki a lo largo de sus casi 50 años de carrera. Esta personalidad tan exigente es consecuencia de cómo el maestro de estudio Ghibli entiende la profesión y sus trabajos.
Partiendo de esta mentalidad, es más sencillo entender algunas de las declaraciones más polémicas del Hayao Miyazaki, de las cuales podemos destacar la viralizada “el anime fue un error”. No obstante, cabe señalar que el director nunca enunció estas palabras, aunque sí quiso mostrar su preocupación ante una industria del anime que, según él, está llena de creadores que rehúyen la interacción social y que no aguantan mirar a personas reales a la cara.
Por si todavía no os hacéis una idea de lo alto que tiene sus estándares de calidad Hayao Miyazaki, hace unos años también se viralizó su reacción a una presentación en la que se enseñaban diferentes animaciones 3D para monstruos o criaturas. Ante los movimientos erráticos de las mismas, el maestro de Ghibli interrumpió al orador y señaló que esas animaciones eran «un insulto a la vida».
En resumen, se podría decir que Hayao Miyazaki tiene un carácter ligeramente complicado y que, como cabría esperar, sus estándares de calidad increíblemente altos también se los aplica a su hijo Goro.
De hecho, es destacable como el director sufrió especialmente durante el preestreno de la primera película de su hijo, Cuentos de Terramar, llegando a salir de la sala de cine en más de una ocasión. Al finalizar la proyección, fue preguntado por su opinión sobre la película y contestó escuetamente asegurando que su hijo no era un adulto todavía.

Palabras verdaderamente duras de un padre hacia su hijo sobre las que se reafirmaría en comentarios posteriores, donde llega a señalar lo siguiente: «Tienes que tener la determinación necesaria para cambiar el mundo con tu película, […]. Eso es lo que significa ser un director». Como podréis imaginar, el maestro de la animación daba por hecho que su hijo no contaba con esta determinación.
El padre ausente
Posiblemente la mayoría de vosotros penséis que Hayao Miyazaki tal vez no es el padre más cariñoso del mundo y os estaréis preguntado: ¿Qué opina Goro de estos comentarios de su padre?

Lo cierto es que la complicada relación entre ambos no ha sido ocultada por ninguna de las partes. Tanto Goro como Hayao han confirmado en varias entrevistas que la infancia del primogénito de los Miyazaki fue especialmente dura, pues su padre siempre estaba trabajando en las películas del estudio y nunca se encontraba en casa.
Esto desembocó en una relación fría a la par que bella, pues Goro acabó conociendo a su padre a través de sus películas, mientras que Hayao las utilizaba para reflejar algunos de sus miedos e inquietudes respecto al distanciamiento con su hijo.
Por ejemplo, no es fruto de la casualidad que en El Viaje de Chihiro la protagonista tenga la misión principal de recuperar a sus padres ausentes (convertidos en cerdos al principio de la cinta). En la misma línea, en Ponyo en el Acantilado el padre de nuestro protagonista, Sosuke, es un marinero que rara vez se encuentra en casa y que tiene dificultades para comunicarse con su hijo.
Padre en El Viaje de Chihiro Padre en Ponyo en el Acantilado
Relación regenerada
Aunque el conflicto padre-hijo se ha extendido a lo largo de los años, en la actualidad Hayao y Goro mantienen una buena relación. En La Colina de las Amapolas, Hayao apoyó y aconsejó a su primogénito, mientras que Goro ha estado implicándose ligeramente en otras películas de su padre.

De hecho, Earwig y la Bruja es el mejor ejemplo de que esta relación entre ambos se encuentra en un buen momento por diferentes motivos
En primer lugar, Hayao vuelve a firmar el guion de la película que está siendo dirigida por Goro, repitiendo así la fórmula de La Colina de las Amapolas. Conociendo el nivel de exigencia del director de Princesa Mononoke, delegar la dirección de un largometraje que él escribe no debe ser entendido como algo anecdótico.
En segundo lugar, en una entrevista reciente Hayao Miyazaki señala que, aunque sus intentos de animar por ordenador fueron aburridos, la animación por ordenador de Goro es diferente y divertida.
Por tanto, parece que la relación entre ambos se encuentra en un buen momento y que la estrecha colaboración padre-hijo puede acabar favoreciendo a los próximos trabajos del estudio Ghibli.
¿Qué podemos esperar de Earwig y la Bruja?
Hoy llega a salas españolas la primera cinta Ghibli 3DCGI y el tercer largometraje de Goro Miyazaki. La película adaptará un libro de Diana Wynne Jones, autora de otras adaptaciones de Ghibli, por lo que podemos esperar una película que a nivel narrativo sea muy continuista respecto a proyectos anteriores del estudio.
Aun así, existen muchas incógnitas, pues, por lo que hemos podido observar en los primeros tráileres, parece que el diseño Ghibli llevado al 3D no consigue construir un espacio tan mágico como la animación bidimensional clásica del estudio. Además, Earwig y la Bruja parece no haber estado convenciendo a la crítica norteamericana, pues la han estado dejando fuera de las grandes categorías en premios como los Oscars o los ANNIE.

¡Hasta aquí este reportaje, seguidores de Hanami Dango! ¿Qué opináis vosotros de esta complicada relación? ¿Tenéis padres o madres tan exigentes como Hayao Miyazaki? Dejadnos vuestras respuestas en comentarios y recordad seguirnos en nuestras redes sociales para no perderos ninguna novedad del mundo del manga/anime. ¡Nos vemos!